Ya no cabe más dolor en este corazón que ahora es todo tuyo. Hoy ya es
todo para ti. Aún te escucho hablar, contándome a quien habías visto y
recordando tus vivencias, como te fue por Jaca y lo que había sucedido
en el pueblo durante todo este tiempo. Solo puedo darte las gracias, por
tanto amor, que es inmenso, mucho más que el dolor. Me quedo con tus
bromas, los cumpleaños, el pregón, tu risa, tu sonrisa, tu humor, tus
ganas de vivir, las horas en el banco, tus paseos en bicicleta, con todo tu amor...
Volveremos a vernos sin duda. Mientras tanto sigue contándonos
historias desde allí. Ahora viajas mi capitán. Mándales saludos a todos y
cuéntales que fuiste el más mayor, que solías acordarte a menudo de
ellos, que no te habías olvidado de nada, que nos lo contaste todo, que
sabías manejar el móvil como ninguno. La mejor parte de mi vida se ha
marchado contigo. Te recuerdo con mucho cariño, y así lo seguiré
haciendo siempre. De parte de todos, sin fuerzas, me despido de ti. Te
escribe tu familia. Hasta siempre.